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Título : Concepciones y prácticas evaluativas de la Institución Educativa Campo Valdes a la luz de teorías del desarrollo humano
Autor: Barbero Martín, Luz Marina
Torres Mesa, Gladys Patricia
López Henao, Ana Cristina
Director(es): Diana Clemencia Sánchez
Palabras claves: Evaluación educativa
Desarrollo humano
Editorial : Universidad Católica de Manizales
Resumen: Reconociendo la gran diversidad para el aprendizaje que tenemos los seres humanos, la evaluación debe llegar a ser concebida como una oportunidad de crecimiento personal, tanto para el estudiante como para el docente. Para el estudiante porque podrá reconocer sus capacidades y a partir de ellas proponerse a alcanzar las metas y poder vivir en la sociedad. Para el docente porque le permitirá conocer las capacidades de cada uno de sus alumnos y hacer de ellos seres útiles, recursivos, con iniciativa e ingenio, podrá además transformar realidades y convertirlas en oportunidades. Estamos en mora de dejar de lado la cuantificación del conocimiento, no es posible saber que un estudiante sabe leer 3.5. No, sabe o no sabe leer, si el estudiante hizo un dibujo de 2.0, no, el valor de la estética y la belleza no puede ser un número, además porque lo que para una persona es bonito para otra persona puede ser, no tan bonito, el esfuerzo que tuvo que hacer una persona para hacer una obra de arte puede ser más valorada según el esfuerzo que haga para lograrla o no, porque puede ser que quien tenga la inteligencia para el arte lo haga mucho más rápido y más agradable a la vista… En fin, el valor numérico no puede seguir prevaleciendo en la escuela si éste no viene acompañado de un reconocimiento de esfuerzos y dificultades que cada persona puede tener para alcanzar las metas. Es lógico que quien no se esfuerza y además no muestra resultados no puede tener una buena valoración, será diferente de aquel que no se esfuerza pero muestra un buen resultado, y también diferente de aquel que se esfuerza mucho y logra un no muy buen resultado, todo esto tiene que tener valor y para esto los docentes debemos conocer más allá de las respuestas que el niño da cuando se le pregunta, debemos conocer hasta donde puede ser el alcance de uno y otro niño en el área del conocimiento que cada docente orienta, necesitamos conocer cuál es la inteligencia que prevalece en cada uno de nuestros estudiantes. No podemos pedirle peras al olmo, pero si debemos exigirle un fruto, aquellos niños y jóvenes en los que prevalece tal o cual inteligencia no quiere decir que no puedan mostrar las otras, de hecho, tiene más valor cuando podemos utilizar las otras inteligencias en asocio con la prevalente para alcanzar un objetivo óptimo.
URI : https://repositorio.ucm.edu.co/handle/10839/450
Aparece en las colecciones: Especialización en Evaluación Pedagógica

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